ENTREVISTA EXCLUSIVA A RUBÉN SÁEZ SOBRE SU LIBRO “LOS GRANDES ASEDIOS DE LAS LEGIONES ROMANAS”

Nuestra Crítica Personal
“Los Grandes Asedios de las Legiones Romanas” documenta de forma magnifica la guerra de asedio. Rubén Sáez Abad reproduce de forma rigurosa el titánico esfuerzo e ingenio que representaba tomar una ciudad con el uso de la Poliorcética. En este libro conoceremos la utilización de la maquinaria de asedio y defensa en las diferentes reproducciones de toma de fortalezas que se llevaron a cabo en las conquistas de Roma. Basado en fuentes clásicas literarias y con el eminente apoyo de su autor, destacado en el estudio de la Poliorcética y reconstrucción de máquinas de asedio, este libro puede considerarse un referente en su campo.
Nuestra crítica sobre este libro solo puede considerarse como la de un libro sobresaliente, y como ya hemos comentado se puede tratar como un referente tanto por su cuidado y riguroso contenido, como por la falta de ejemplares literarios en este campo. Tras una breve introducción como si de un tutorial se tratase, se explica el uso de la poliorcética, en el desarrollo de la toma de ciudades y fortificaciones, destacando a famosos ingenieros de la época, y la maquinaria llevada a cabo por estos, el lector tras leer estos párrafos, hará una toma de contacto con la temática de este libro, donde en el encontraremos los más afamados asedios llevados a cabo por las legiones romanas, Siracusa, Cartago, Numancia Alesia, Jerusalén, Masada, entre otros. Estos pasajes se podrán leer de una forma gratamente estructurada (Fuentes de Estudio, Contexto del Enfrentamiento, Ubicación de la Ciudad y Sistema Defensivo, Desarrollo del Asedio y Valoración del Asedio), marcando un patrón de lectura adecuado a su contenido.
Sin duda un libro recomendable, donde podremos rememorar en sus líneas, los asedios más destacados de la era romana, conoceremos al detalle el uso de las maquinaria de asedio que hizo posible la toma de fortificaciones prácticamente inexpugnables, y la de los ingenios utilizados por los defensores para evitar la conquista de estos.

Para conocer más sobre este libro y su opinión sobre temas recreacionistas hemos querido entrevistar a su autor Rubén Sáez Abad.
Sobre su Libro
Existen numerosos libros que hablan sobre temas relacionados con aspectos militares de la época romana. En muchos casos libros que hacen simplemente referencias de otros autores, y en muchos casos no aportan nada nuevo en este terreno, por tanto resultan un tanto similares y superficiales
¿Cómo definiría usted su libro en cuanto a su contenido?
En cierto modo se trata de un libro precursor, por tratar un tema que ha pasado desapercibido durante muchos a la investigación. Los estudios sobre poliorcética no han gozado de demasiada atención en nuestro país. Aunque sí se han hecho estudios monográficos sobre alguna operación militar en concreto, hasta ahora no se había realizado una publicación semejante, en la cual se aborden desde el punto de vista táctico los principales asedios desarrollados por las legiones romanas.
Como comenta usted en su libro, el modus operandi del ejército romano se basaba en conquistar las distintas plazas, que hacían de bastión a las destacadas ciudades. Un aspecto tal vez obviado por muchos escritores, que conceden de más popularidad a las batallas campales por su fama.
¿Cree usted que abre un precedente, en cuanto a escribir un libro que se centra en su totalidad a la toma de fortificaciones y al uso de la poliorcética?
El libro supone la continuación de una línea de investigación en la que llevo trabajando desde hace varios años y que dio comienzo con mi tesis doctoral titulada “La poliorcética en el Mundo Antiguo”. A esta publicación inicial le siguió la de la monografía “Artillería y poliorcética en el mundo grecorromano”, mucho más técnica y que abrió un camino, cuya continuación supone la obra que abordamos en esta entrevista. Pero, si hay un trabajo que se puede considerar pionero en nuestro país, ese es el vinculado con la arqueología experimental, plasmada en la reconstrucción de numerosas máquinas de asedio. Hoy en día todas las reconstrucciones que he realizado se pueden contemplar en Trebuchet Park (Albarracín, Teruel), el mayor parque de máquinas de asedio a escala real del mundo.
¿Catalogaría usted “Los grandes asedios de las legiones romanas” como un referente para el estudio de la poliorcética romana?
No llegaría a considerarlo como tal, pero lo que sí es cierto es que va a aportar una novedosa información acerca de algunos de los principales asedios desarrollados por las legiones romanas. Supone el comienzo de una colección integrada por 7 volúmenes, de los cuales ya han visto la luz los dos siguientes titulados “Los grandes asedios en la Reconquista de la Península Ibérica” y “Los grandes asedios de la Época Moderna (siglos XVI-XVII). Es un ambicioso proyecto sobre la evolución de la guerra de asedio a lo largo de la Historia de la Humanidad, que espero pueda verse completado durante los años próximos.
Referente a su Contenido
¿En qué etapa cree usted que el ejército romano desarrollo un completo conocimiento en el uso de la maquinaria de asedio?
No hay un momento claro en el que se pueda afirmar que el ejército romano alcanzara un dominio total de los recursos poliorcéticos. Cada época y cada asedio es único, adaptándose las técnicas a las características geográficas de la ciudad a batir.
Pero si hay uno de los sitios por el que tuviera que decantar es por el de Jerusalén en el siglo I d. C., pues allí se consiguieron explotar al máximo los medios técnicos existentes, hasta lograr doblegar la resistencia de uno de los recintos amurallados más poderosos de toda la Antigüedad.
¿En qué medida el ejército romano se vio influenciado por la experiencia de los griegos en el arte de la poliorcética?
La influencia de la poliorcética griega en el mundo romano es total.
Hay que tener en cuenta que todas las máquinas empleadas por las legiones ya se conocían desde hacía varios siglos.
Por un lado, las torres de asedio y los arietes tienen sus orígenes en el mundo neoasirio del siglo IX a. C., desde donde pasaron a Fenicia y posteriormente a Cartago. Los ejércitos púnicos las pondrían en marcha en territorio siciliano a finales del siglo V a. C., donde los griegos entraron en contacto con esa tecnología. Por lo tanto, cuando Roma empezó a emplear las torres y arietes llevaban operativas siete siglos.
En cuanto a las piezas de artillería, dejando a un lado las de tensión creadas en Sicilia bajo el reinado de Dionisio I, la tecnología de torsión fue creada en la corte de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno. Sería, precisamente, este caudillo el primero que explotó esas máquinas en combate. Sólo a la muerte de Alejandro se dispersó la tecnología militar hasta Occidente.
En este sentido, Roma fue plenamente deudora de sus predecesores griegos, hasta el punto de que durante la Segunda Guerra Púnica debieron contratar ingenieros griegos o emplear máquinas prestadas por ciudades griegas aliadas. Sirva como ejemplo del choque entre griegos y romanos en el campo de la poliorcética, la defensa de Siracusa por Arquímedes. Aunque finalmente las legiones se apoderaron de la plaza, durante mucho tiempo quedaron en ridículo frente a los recursos defensivos.
En su libro se hace referencia a los generales que llevaron a cabo la toma de las distintas plazas por medio de asedios. En esta ocasión nos gustaría preguntarle, ¿Existía algún tipo de unidad de mando que coordinaba los distintos asedios, o debemos pensar que era tarea exclusiva del general el organizar y dirigir un asedio?
No hay constancia de que existiera un mando especializado encargado de dirigir las operaciones de expugnación sobre las plazas fuertes.
Siempre era el general, eso sí asesorado por sus principales cuadros de mando, el que diseñaba la estrategia a seguir en campaña.
Lo que sí existiría es un cuerpo de ingenieros que acompañaría al ejército durante las operaciones militares, siendo los encargados de diseñar las máquinas de asedio, así como de la construcción de las obras de cerco. Otros cuerpos, con un mayor o menor grado de especialización, asumirían el manejo de las piezas de artillería para extraer de ellas su máximo rendimiento.
Cierto es que el uso la maquinaria de asedio fue adquiriendo gradualmente su adecuada utilización con forme el paso del tiempo, estos cambios se produjeron a mediados de la república y durante distintas etapas del alto imperio. Sin embargo durante el bajo imperio, se produjo un declive, en cuanto a las operaciones militares, y la toma de fortificaciones con los métodos de asedio.
¿A qué circunstancias de debió este declive, en la utilización de la maquinaria de asedio en la toma de ciudades?
No es que se produjera un declive en cuanto a la utilización de las máquinas de asedio, pero lo cierto es que el número de ingenios empleados en los asedios se vieron reducidos en cuanto a su número.
Con toda probabilidad, los continuos enfrentamientos civiles repercutieron en la capacidad de movilización de recursos por parte de los diferentes ejércitos.
Eso no impidió que en algunos asedios del Bajo Imperio hubiera grandes despliegues técnicos. Pero, lo cierto es que las máquinas seguían un patrón similar al de las empleadas casi un milenio antes. El grado de evolución de la maquinaria fue mínimo, produciéndose tan sólo algunas pequeñas innovaciones en el campo de la artillería.
Su opinión sobre la poliorcética en la Recreación Histórica
¿Cree que la recreación histórica podría ser usada como elemento, para ilustrar al público sobre poliorcética?
Por supuesto, una de las líneas de trabajo en España durante los años próximos tiene que ser en torno al campo de la recreación histórica y de la arqueología experimental. Yo ha he dado algunos pasos, en este sentido, con la reconstrucción de una docena de máquinas romanas a escala real, pero espero durante los años próximos poder reconstruir todas las máquinas empleadas por las legiones romanas durante su larga existencia.
¿Cómo ve usted la utilización de este tipo de maquinaria, por parte de las asociaciones de recreación?
En los últimos años son varios los grupos de recreación que han comenzado a introducir en sus equipos algunas piezas de artillería de pequeño calibre. Hay que tener en cuenta las limitaciones que vienen impuestas por las dimensiones de estas máquinas, lo que dificulta su desplazamiento. Ese es el motivo que ha llevado a que las reconstrucciones se hayan centrado en las piezas de artillería, únicos elementos susceptibles de poder ser movilizados con cierta facilidad.
¿Qué tipo de fuentes de estudio recomendaría a las asociaciones recreacionistas interesadas en reproducir cualquier tipo de maquinaria de asedio?
Son variadas las fuentes a las que se puede acudir para conocer las máquinas de asedio y poder a continuación reconstruirlas. Por un lado, en la Península contamos con varios restos arqueológicos para la reconstrucción de las catapultas tipo Scorpio. También son numerosas las descripciones de máquinas presentes en los autores grecorromanos.
No obstante, para cualquiera que quiera abordar este tema, necesariamente debe contar de entrada con lo fragmentario de los materiales conservados, lo que complica el panorama. Hay que olvidarse de planos o cualquier descripción pormenorizada que proporcione medidas precisas, por lo que es necesario una buena dosis de imaginación para interpretar las evidencias.
¿Cree que podríamos ver en un futuro recrear algún tipo de recreación, con diferentes aparatos de asedio, en algunos de los episodios de toma de fortificaciones ocurridos en nuestro país?
Espero que sí, porque es un campo de actuación bastante desconocido.
Eso sí, como ya he apuntado siempre sería necesario jugar con las limitaciones impuestas por sus dimensiones, aunque de forma estática podrían estar presentes en numerosos lugares de la geografía española que están cargados de Historia.